En el próximo pleno municipal, el grupo popular de Alcorcón, presenta una moción, por la dignidad de las víctimas, para que se resuelvan los más de 300 asesinatos a manos de la banda terrorista ETA, que quedan por resolver.
En esta moción, se reconoce la labor de las Fuerzas y Cuerpos del Estado, al igual que el apoyo recibido por Francia y otros países de la Unión Europea, para la derrota definitiva de la banda terrorista. También se impulsa la utilización del lazo azul, como muestra de apoyo a las víctimas. Y por supuesto el reconocimiento de todas las instituciones y organizaciones que han luchado infatigablemente contra el terrorismo.
Susana Mozo, portavoz del grupo considera “que esta moción contará con el apoyo unánime de todos los grupos políticos, ya que a las víctimas no se les puede dar la espalda, ni antes ni ahora. Hay que seguir esclareciendo los casos no resueltos”.
Hace sólo unos días ETA anunció su posible desaparición con el mismo cinismo, inmoralidad e irresponsabilidad que marcaron sus crímenes.
Durante los últimos 50 años los asesinos de la banda terrorista han sembrado fuego y sangre, dejando un legado de odio y rabia que costará eliminar del País Vasco, Navarra y en definitiva, de toda España.
La historia de ETA no es más que el relato de quienes pretendieron instaurar un régimen de terror porque era la única forma de conseguir unos objetivos políticos que no podían lograr de forma democrática; La injusticia, la crueldad y el totalitarismo impuestos por la fuerza y el crimen.
ETA ha evidenciado por fin que toda su historia ha sido un fracaso. No ha logrado ninguno de los objetivos políticos que se marcó en su larga trayectoria criminal.
Los terroristas no consiguieron ningún rédito por matar, tampoco por dejar de hacerlo, hace ya algunos años. La democracia nada tiene que agradecer a la banda terrorista ETA.
Ahora, cuando ETA, por fin, ha anunciado su desaparición, desde este grupo político, nuestro primer pensamiento es para las víctimas del terrorismo: las 853 que perdieron la vida; para las que sobrevivieron a los atentados pero que sufren sus secuelas para siempre; para las personas amenazadas y para sus familias. Para todas sin excepción, sin distingos y sin categorías, porque a todas ha igualado en su fanatismo criminal la violencia terrorista. No hay lugar para las justificaciones ni para las excusas.
Nada justifica tanto dolor ni tanta impiedad.